Inversiones y cómo sobrevivir al 2022
Es un sentimiento doloroso estar en el lado equivocado del mercado.
Una gran mayoría de inversores ha vivido en carne propia durante el primer semestre de 2022 un mal recorrido para sus activos financieros. Sin embargo, hay un consuelo: pocos cambios realizados en nuestros portafolios a principio de año hubieran logrado evitar pérdidas de capital. Ya sea habiendo alojado el 100% del portafolio en acciones, bonos o inclusive criptos o un mix de todos ellos, hubiera terminado con profundos rendimientos negativos de dos dígitos.
En lo que va del año, sólo el sector de energía hubiera generado rendimientos positivos, pero ¿bajo qué criterio alguien habría formado un portafolio principalmente con acciones de un sector que no representaban más del 3% del S&P? Tampoco los típicos activos refugio, como el oro, están presentando subas relevantes.
Probablemente, la mejor decisión hubiera sido permanecer en efectivo, pero esto no es una estrategia muy efectiva cuando la inflación en los EEUU se dispara.
¿Qué mensaje nos dan los gráficos de los principales índices? Claramente bajistas: cada tramo adicional hacia abajo forma un nuevo mínimo, y cuando el mercado rebota, nunca supera el máximo anterior. Cuando se cree que el mercado ya fijó el precio al peor de los escenarios, surge un nuevo peor escenario. La suba de tasas de la FED y las expectativas de más subas hacia adelante le ha bajado el precio a todo.
La gran pregunta de los mercados hoy en día es si la Reserva Federal puede reducir con éxito la inflación hasta el objetivo sin afectar fuertemente el crecimiento de la economía. La dicotomía es: un período prolongado de inflación por encima del objetivo o una recesión.
Escenario positivo: ¿Qué podría conducir a un rebote fuerte de los mercados? Con los inversores principalmente preocupados por la inflación, el crecimiento, el endurecimiento de las políticas de la Reserva Federal (FED), la geopolítica y las cuarentenas en China, cualquier resolución más rápida de lo esperado para una o más de estas problemáticas podría significar un nuevo impulso que permita recuperar la dinámica de los mercados. Un alto el fuego en Ucrania, si bien es poco probable en el corto plazo, no es imposible. La caída de la inflación podría permitir que la FED reduzca el ritmo de ajuste después del verano, mejorando la percepción de los inversores sobre las perspectivas de crecimiento.
Escenario (más) negativo: ¿Qué podría conducir a más pronunciadas caídas de los mercados? Si bien la coyuntura siempre puede sorprender, como la múltiple cantidad de noticias desalentadoras que transcurrimos en los últimos meses, el mayor temor del mercado se materializa en la política de la FED y su éxito para contener la inflación. Si se materializa un aterrizaje forzoso y la entidad es incapaz de contener satisfactoriamente las presiones inflacionarias sin provocar un aumento significativo del desempleo, podría desembocar en una recesión. En este escenario, esperaríamos que las ganancias corporativas se contraigan, y que ésto afecte aún más los índices accionarios.
El peor escenario conocido podría ser replicar una caída de casi el 50% de la década de 1970 para el S&P 500 (hay que remontarse hasta ese año para encontrar una caída similar a la actual para lo que va del año), eso implicaría reducir el máximo de enero del índice a la mitad lo que lo enviaría a 2.400 puntos, aproximadamente un 30% por debajo de los niveles actuales.
Qué hacer hacia adelante
El peor error que puede cometer alguien que no cree que viene un escenario de catástrofe, es entrar en pánico y “venderlo todo” para obtener el 100% de efectivo. Los inversores que hacen esto dejan que las emociones tomen la delantera: cuando vendés todo, querés ver el mercado colapsar para demostrar que estabas del lado correcto. Quien espera que el mercado toque fondo un 10% abajo no “vende todo”, porque simplemente no valdría la pena. Si los mercados se recuperaran (y muy a menudo lo hacen rápidamente), probablemente esperará otra corrección que nunca llegará y dejará la pérdida sellada para siempre.
Los bonos han sido alternativas más estables que las acciones en esta tormenta. Pero si se obtiene un rendimiento del 5%, aún perdemos el 3% después de la inflación. La única forma de ganar dinero en términos reales es con una ganancia de capital si las tasas comienzan a bajar, y por ende, los precios de los bonos suben. Pero si las tasas bajan, hemos resuelto la mayor preocupación del mercado, y, en ese caso, las acciones recuperarían mucho más que los bonos. Con una rentabilidad anual histórica del 8-10%, no hay mejor cobertura contra la inflación que las acciones.
Sin embargo, no es momento de ser un héroe, y tomar demasiado riesgo ni para liquidar todo como si no hubiera mañana. Nadie sabe cuándo el mercado encontrará el nuevo equilibrio. Para volverse positivo a corto plazo (y comprar agresivamente), es necesario ver un rebote del mercado que exceda el máximo anterior y hasta que eso suceda es mejor no tomar decisiones apresuradas. Dicho esto, la pregunta más relevante no es si comprar hoy, mañana o dentro de unas semanas. Cuando el mercado está “vendiendo todo” es mucho más importante seleccionar qué comprar qué cuándo comprar.
Hay que prepararse para un dólar más fuerte, una mayor volatilidad y por ello configurar correctamente el portafolio y el manejo de liquidez. Dentro del universo de renta variable, priorizar acciones value que históricamente han tenido un rendimiento superior en entornos de alta inflación.
Dado el conflicto en Ucrania puede ser relevante incorporar tendencias de más largo plazo con activos que hagan foco en producción de alimentos, energía y ciberseguridad. Considerar tomar cobertura, incorporando renta fija con tasa variable, defensiva ante escenarios más recesivos y diversificar geográficamente.
Finalmente, evitar el apalancamiento, por lo menos hasta que la tormenta que es 2022 termine.
Fuente: Infobae